Museo de arte: ¿es de verdad interés en la cultura?

Por Gladys Navarro

Veo y compruebo que nuestra memoria es tan fugaz. Y el problema, me parece, es que para avanzar como sociedad, no debemos perderla tan pronto. A todos nos falla, nadie está exento, mea culpa también; sin embargo, conviene hacer ejercicios cada vez más frecuentes para subsanar las fallas. Comparten muchos con alegría el video de los avances del trabajo de las obras del Museo de Arte. ¿Tan pronto olvidamos la polémica inicial? Va, concedo. ¿ Pero no hay más que reflexionar al respecto? ¿No nos llama la atención “tanto” afán en el proyecto cuando existen otros muchos temas que están en el olvido o a los cuales no se le invierte tanto? Y solo por recordar la forma: el proyecto que se está construyendo no es el que se aprobó inicialmente y que presentó el Arquitecto Gilberto Piñeda  Bañuelos, encabezando los trabajos del CEDOHU. Es un proyecto que el propio centro INAH en BCS calificó como “aberrante” al no respetar el diseño original interior: “esto implica que se eliminarán algunos de los valores necesarios para significar el edificio desde la perspectiva histórica, cultural, simbólica y social”, expresó la dependencia federal. A eso le sumamos que indebidamente el Gobierno del estado emitió una convocatoria de licitación de la obra en fecha anterior a la solicitud del gobernador y de la autorización de permuta del predio de la escuela 18 de marzo. Seguimos. Hasta ahora no nos han informado cuál será el esquema de funcionamiento, ¿se va a concesionar como los centros de convenciones? ¿será de operación estatal y federal? ¿qué tipo de colecciones y cuánto nos costará el traerlas para exhibición? ¿qué lugar tendrán los artistas locales? ¿Los turistas que llegan a BCS anhelan un museo en donde puedan apreciar a un  Picasso o un Botero? ¿No se supone que se impulsa a La Paz como un destino de sol y playa, de islas, de ecoturismo? ¿De pronto a los sudcalifornianos nos interesará ser conocedores de arte moderno cuando muchos ni siquiera hemos otorgado el valor que corresponde al arte misional? ¿Quiénes son los “expertos” que asesoran en la construcción de un museo que requiere espacios de seguridad y elementos indispensables para albergar obras de talla internacional? ¿Ya se cuenta con el personal especializado que lo atenderá? Y así podríamos seguir… Sobra decir que no resto importancia a la promoción cultural y estoy convencida que la educación y la cultura son piezas clave para el desarrollo integral de nuestra sociedad y para revertir mucho de lo que hoy nos daña. Sin embargo, tenemos como ejemplo de obras costosas y de relumbrón: el Pabellón Cultural en Los Cabos y los centros de convenciones allá y aquí, porque digan lo que digan, no son lo que nos vendieron y muy caros salieron. Y como detalle: los espacios culturales que ya tenemos, ¿no requieren de una mínima inversión para hacerlos, por decir al menos más incluyentes? Y si hacemos una comparación entre prioridades: ¿era más importante gestionar recursos federales para un Museo de Arte que nos deja todas estas interrogantes y más, que para lograr quizá plazas para médicos especialistas o subespecialistas para nuestra entidad o para que en las clínicas rurales haya al menos personal suficiente? Veo gente que sufre para lograr recursos para tratamientos costosísimos, de cáncer, de fallo renal, con enfermedades dolorosas, y entonces me pregunto si están conformes con que se gasten más de 30 millones de pesos en este edificio lleno de vicios de forma y fondo, como suele ocurrir con tanta obra pública. Pero sigamos aplaudiendo, compartiendo y avalando. Olvidemos. Quizá la apuesta al olvido sea su salida, la de ellos, y la nuestra al fin para no admitir nuestra realidad persistente y dolorosa.